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"Alicia en el país de las Maravillas" de Lewis Carrol.. Ilustraciones de Chauel y Collette. Ed Glenát. |
La llegada de un hijo, es el evento más importante en la vida de una persona. Miles de ilusiones y expectativas se acumulan en nuestra cabeza, en nuestro corazón...en nuestra panza llena de mariposas. Mariposas de Amor, de una subespecie de amor incomparable a ninguna otra: incondicional, eterna, mágica, inigualable, pura, trascendental.
Cuando acontece el nacimiento, todo nuestro cuerpo, nuestros sentidos, nuestros olores cambian y se ponen de fiesta y celebran y nuestra felicidad se completa y no hace falta nada más que sentir el calorcito dulce de esa pequeña entidad: nuestro hijo.
Y de golpe, sin previo aviso, nos arrebantan todo: las ilusiones, los proyectos, las esperanzas, la "normalidad" y alguien con túnica blanca, que nada sabe de nosotros, sin más, nos da la terrible noticia: "su hijo tiene una discapacidad".
Es tal el impacto, que no caemos inmediatamente, no entendemos. Y en un instante, con los pedazos de sueños rotos, tenemos que rearmar nuestra realidad y sólo ahí, nos damos cuenta, que ésta se desfiguró. Todo pierde la lógica, la cronología; el tiempo y el espacio se vuelven turbios, todo se oscurece, nada tiene sentido y caemos como Alicia, por el agujero del Conejo Blanco, hacia un mundo sin sentido donde nada es como lo habíamos planeado.
Con el tiempo, los afectos, el apoyo, la información, la voluntad, la esperanza, el "apechugar", el AMOR nos fabricamos una brújula con la que encontramos (o al menos intentamos encontrar) en todas las cosas la posibilidad, la oportunidad, la forma de progresar, la forma de sacar a ese pequeñito pedazo de nuestras entrañas de cada pozo en el que se estanque.
Las madres son así. Son Superman y el Zorro, todo en el mismo combo. Son enfermeras, psicólogas, consejeras espirituales, choferes, guardias de seguridad, maestras, juezas, abogadas, intérpretes...ángeles de la guarda.
En libro "Lo que tú me enseñas...Convivir con la discapacidad de un hijo" la autora Julieta Minetti, nos invita a compartir su experiencia como mamá de un niño con discapacidad, relata el desafío que propone una situación de "no-normalidad" y cómo nuestros hijos, también nos enseñan y nos guían por caminos desconocidos hacia aventuras inimaginables.
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La autora Julieta Minetti, y Facu, su hijo. |
"Ser mamá de un niño con discapacidad es un gran desafío... todos soñamos con un hijo perfecto... El miedo paraliza. El miedo a lo desconocido, a no saber qué hacer, cómo tratar, cómo continuar... No era lo que esperaba ; él es como es. Deberé aprender de él y para él. Aceptarlo es una buena forma de comenzar el aprendizaje” (Julieta Minetti)
¿Cómo se transita ese camino? Descúbranlo en este libro que, desde El Blog de los ILSU, les invitamos a leer.
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